domingo, 31 de agosto de 2014

CONSULTORIO AMOROSO,AQUÍ LE RESOLVEMOS SU CASO

No sólo eran músicos los componentes del trío; también les tocó más de una vez, arreglar problemas de pareja. Cierta noche llegó un caballero, con sus buenos tragos encima, muy lloroso y triste. Quería que Los Romanceros le tocaran en la serenata varias canciones para agredir a su amada. Jorge Valle le dijo que, si lo que quería era insultarla, que fuera él mismo a hacerlo. El cliente respondió que eso no era lo que él realmente quería, porque él amaba mucho a esa mujer, y que él era culpable de que ella estuviera tan brava. Entonces llévele unas canciones bien bonitas, y rematamos con el bolero “Perdón”, le aconsejó Alberto. Salieron entonces para la casa de la esposa del cliente. Empezó a cantar el trío; nada que abría la puerta la señora, y el esposo lloriqueando todo nervioso. Finalmente llegó el momento de cantar la última canción “Perdón”, cuyas primeras palabras dicen así:

Perdón, vida de mi vida/  Perdón, si es que te he faltado/  Perdón, cariñito amado/  Ángel adorado, dame tu perdón/

Cuando cantaron la primera estrofa, ahí sí se abrió la puerta. Abrazados se contemplaban los reconciliados amantes. Después de recibir un “gracias muchachos”, prudentemente abandonaron el lugar Los Romanceros.

Don Antonio Henao Gaviria fue un importante periodista de la ciudad. Tuvo en su juventud la fortuna de haber sido el único reportero que transmitió en directo la tragedia en la que murió Carlos Gardel en Medellín. Henao Gaviria, acababa de llegar de los Estados Unidos, y allí aprendió que el periodismo moderno exige transmitir instantáneamente los hechos que vayan ocurriendo. Apenas supo que se habían estrellado dos aviones en el aeropuerto de la ciudad, salió a las carreras hacia ese sitio. Desde allí, y por medio de un teléfono, fue  narrando para La voz de Antioquia, todos los detalles de la tragedia que acababa de ocurrir.
También hizo historia este periodista porque probablemente fue el primero que en  Colombia hizo una transmisión en directo, en control remoto como se decía antes, de una presentación musical para varias emisoras del país. El maestro Luis A Calvo, uno de los grandes compositores colombianos de música clásica y popular, se encontraba recluido en el año 1940 en el municipio Agua de Dios, que era, hablando abiertamente, el pueblo de los leprosos. El maestro Calvo padecía la penosa enfermedad pero continuaba a pesar de eso, componiendo y ejecutando su música. Henao Gaviria, viajó a esa población, e hizo la transmisión para la Voz de Antioquia y otras emisoras nacionales, de la interpretación de algunas de sus obras que hizo el gran músico en el piano de la iglesia de Agua de Dios.

 Don Antonio tenía una hija hermosísima, rubia y esbelta. Obviamente tenía muchos pretendientes, pero su padre la cuidaba mucho, espantando “los gallinazos” que se le acercaban. Una noche, un joven fue a buscar a Los Romanceros para llevar una serenata. Cuando llegaron al sitio, y luego de abrir la novia la puerta, entró el muchacho acompañado del trío. Don Antonio Henao que estaba al acecho, dirigiéndose al enamorado le dijo como reconociendo su derrota: “¡Tuviste que asesorarte de Los Romanceros, no vergajo!”

PROHIBIDO EL DESPECHO

Prohibido el despecho

Los Romanceros tenían por norma que nunca cantarían canciones de despecho o insultantes contra la mujer. Y así lo cumplieron. Cuando salía una canción nueva, Jorge Valle estudiaba bien la letra, y si encontraba que se ajustaba a esa norma, la cantarían si se las pedían; en caso contrario, no lo harían por ningún motivo. Si alguien insistía en que le tocaran una canción de despecho, Alberto González que era quien lidiaba directamente con los clientes, terminaba recomendándoles otro conjunto que sí pudiera hacerlo.


A pesar de todo, cierta noche, no le fue tan bien al trío cuando estaban dándole una serenata a una amiga de Alfonso Mora de la Hoz. Una serenata completamente normal, hasta que se le reventó un par de cuerdas a la guitarra de Jorge Valle. Mientras éste las reemplazaba, Alfonso Mora tomó las maracas que Alberto tocaba y se puso a interpretar una canción de despecho bastante fuerte que estaba de moda en esos días, titulada “Hipócrita”.  Al poco rato salió uno de los hermanos de la novia y, como Alberto ya tenía las maracas nuevamente en sus manos, pensó que era Alberto el que le había cantado esa canción tan fea a su hermana. Empezó entonces a insultarlo y a recriminarle lo que había hecho. Afortunadamente Alfonso Mora explicó que era él mismo el que la había cantado, y que lo había hecho porque esa canción se escuchaba mucho. Afortunadamente el incidente no trascendió, por lo menos para Los Romanceros.

SERENATA




Competencia Nocturna

En la época de oro de las serenatas en Medellín, Los Romanceros trabajaban diariamente durante todo el año, con excepción del jueves y viernes santo. Normalmente en una noche daban en promedio cuatro o cinco serenatas. Había días especiales como el de la madre y el de los novios, en los que se daban más de quince serenatas.


En ocasiones se encontraban Los Romanceros cantando, y se presentaba otro conjunto que traía serenata muy cerca de donde ellos estaban. Casi siempre lo que hacía el trío era subirle “medio tonito” a sus interpretaciones. Así se lo insinuaba, con cierta graciosa malicia, Jorge Valle a Alberto González que siempre fue la voz primera, diciéndole: “Dele compadre, sáquela”,  y al otro trío o dueto no le quedaba más remedio que entrar a la casa de la novia porque quedaban opacados por Los Romanceros. Cierta noche ocurrió lo mismo con el trío ecuatoriano Los Embajadores. Sin embargo, este trío sí que  era de altísima calidad, y lo que hicieron los dos conjuntos fue ponerse de acuerdo. Un trío esperaba, mientras el otro cantaba una canción; luego le tocaba  el turno para cantar al primero, y así se fueron alternando hasta que ambos terminaron sus serenatas.