viernes, 9 de enero de 2015

UN ROMANCERO EN TODA SU MAGNITUD



Una madrugada, luego de haber trabajado toda la noche en un club de la ciudad,  Los Romanceros se fueron al Bar Andaluz, a descansar y tomarse unos aguardientes. Enrique Aguilar es un hombre de gran estatura, altísimo. Esa noche estaban los tres sentados alrededor de una mesa del bar y Enrique, como era su costumbre, tenía las piernas bien estiradas por debajo de la mesa, de modo que su cuerpo no sobresalía mucho del nivel de la mesa, y parecía así un hombre de estatura completamente normal. Un borracho empezó a molestarlos, como molestan los borrachos. Los insultaba, se iba, regresaba,  decía incoherencias y al fin, llegó  a amenazarlos. Insistía e insistía en sus amenazas, hasta que Enrique, poco a poco empezó a desenrollarse y a pararse de su asiento. A medida que lo hacía, el beodo empezó a darse cuenta de  la estatura de su rival y cuando el músico se le paró enfrente todo erguido, el valiente borrachito se sorprendió y salió de allí todo calladito.

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