Tulio Parra nace en Fredonia, Antioquia, en el año 1925 en el seno de una familia numerosa y humilde.
En 1936 se muda a Medellín y un par de años más tarde empieza a trabajar como obrero en la empresa textil Tejicóndor. A la salida del trabajo solía parar en un local donde escuchó por primera vez el sonido de la guitarra clásica, interpretada por el maestro Andrés Segovia. Quedó tan impresionado, que decidió tomar clases con Jaime Gallego, uno de los dos únicos guitarristas clásicos que había en la ciudad en ese entonces. Una vez que adquirió cierto dominio de la guitarra, Tulio junto con otro músico de apellido Múnera, se aventuró en los bares y cantinas de los barrios más populares de Medellín ofreciendo sus canciones a cincuenta centavos cada una, a lo que le llamaban “cincuentear”. Así, Tulio lograba juntar algun dinero para ayudarle a su padre a mantener a la familia. En 1948 su profesor Jaime Gallego lo llevó por primera vez a el restaurante El Escorial, para que se relacionara con otros músicos. A partir de este momento, Tulio se dedicaría por completo a la música.
En 1950 Tulio hacía parte del Trío Torbellino, junto con Vinicio Salazar y Ulpiano Morales, quien años antes había estado con Los Romanceros. Unos tres años después, Tulio estaba en el Trío Continental con Chucho Agudelo y Guillermo Jaramillo. Alrededor del año 1956 integraba el Trío Nocturnal con Hernando Zapata y Paco Correa. Estas agrupaciones se presentaban en los clubes más importantes de la ciudad y en reuniones sociales de la clase dirigente. También tenían como uno de sus puntos fuertes, las serenatas. En esos conjuntos, Tulio Parra no sólo era la primera guitarra, sino que también, a menudo, hacía la primera voz.
Alrededor del año 1958 Tulio tocaba el bajo con la Orquesta de Tita Duval, que era el conjunto de planta del Hotel Aristi de Cali, donde Jaime Gallego, su antiguo profesor de guitarra, tocaba el saxofón. En ese hotel tuvieron la oportunidad de alternar en una ocasión con Los Indios Tabajaras. Dos años más tarde, Tulio decide regresar a Medellín, donde fue nombrado para dirigir los coros Cantares de Colombia, que interpretaban música andina colombiana, a la manera de una coral. Cuando en 1962 Tulio deja la dirección del coro, Jorge Valle director de Los Romanceros, piensa en él para reemplazar a Luis E. Pabón, quien en esos días había dejado el trío. Era un guitarrista de primera clase y su canto podía acompañar muy bien a Alberto González, que era la primera voz de la agrupación. De esa manera empezó una larga y productiva carrera de Tulio Parra con Los Romanceros. Allí permaneció durante dieciocho años, hasta los últimos días del trío.
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